Entre las muchas actividades que desarrolla cuando está entre nosotros, sosteniendo encuentros de trabajo con docentes, estudiantes, promotores de salud, miembros de la salud pública de Córdoba, en talleres y conferencias, en ocasión de su última visita estuvimos compartiendo en el Observatorio miradas, acciones y posibilidades desde su generosidad intelectual y su indiscutible conocimiento de la cuestión de epidemiología comunitaria.
Uno de los temas centrales fue el debate siempre actual de la figura del ciudadano en un país democrático que en estos tiempos se construye en la fluidez, con escasos datos pertinentes a los reales problemas.
Es imprescindible reconocer que todos los ciudadanos son ciudadanos con derechos a la salud, a la educación, a la alimentación como derechos a la vida. En sus términos, “la salud es la vida normal de la vida”.
Al respecto de los derechos de ciudadanía, la pregunta que se impone es: qué se define como universal, y para esto es curioso, destaca Tognoni, que no existen datos precisos que expliquen de que se habla. ¿Cuántos son técnicamente los ciudadanos que tienen derechos?, pues por ejemplo, en Italia se dice que los derechos son para los ciudadanos, pero no se cuentan los inmigrantes en el sistema de salud. Es una lectura poco substancial que habla de una perfecta ausencia de datos de lo que se habla. Por otra parte, se mira de un modo fragmentario, separado lo económico, lo político y los derechos humanos.
A veces se trabaja en la denuncia pero no se establece cuales son los grados evitabilidad de la violación de los derechos humanos, con medidas de control y seguimiento. Pues si no se establecen grados de diferencias de significación en las relaciones que se producen entre los conceptos y los casos empíricos no se puede conocer el deterioro y la violación de los derechos.
Hay que trabajar para armar nuevas categorías de violencias masivas que surgen como consecuencia de los ajustes estructurales, produciendo muertes, exclusiones y graves deterioros en la vida de las comunidades. Los crímenes económicos no están considerados como crímenes de humanidad, están excluidos de la Corte Internacional. No bastan las declaraciones, pues hay cantidad de niños y niñas que mueren por falta de agua potable, que no requiere una tecnología muy desarrollada; cantidad de niños y niñas que enferman por mala alimentación y por falta de medicamentos.
Respecto de la construcción de datos que permitan ir precisando lo que se dice, hay que hacer relevamientos sin pretensiones de un registro completo, pero si se advierten casos centinelas, o nuevos casos, es importante señalar sus denominadores poblacionales pues hay algo en el tejido social que se está transformando. Es imprescindible contar con información, seria, confiable para considerar de que maneras evitar e invertir la situación. Es decir combinar indicadores como descriptores de lo que le pasa a amplios grupos de la población, lo que le pasa a la mayoría, e indicadores que cumplen la función de eventos centinela, su sola presencia es importante para indicar que existe una violación de derechos. Ambos debieran complementarse para comprender lo que está sucediendo, desde una perspectiva de la evitabilidad. Al mismo tiempo, es necesario considerar la fuente del evento centinela, con el siguiente interrogante: ¿centinela de qué? Podría estar indicando la ausencia de quien debe ser competente ante el problema que se detecta. Con la premisa de que si es evitable es exigible.
La inseguridad aumenta cuando las condiciones no están garantizadas por las instituciones, por eso es importante visibilizar los “casos” en el día a día. ¿Que cambia? ¿Las estrategias? ¿Las expectativas? En este sentido el papel de las Universidades es enorme, para enseñar – aprender, a reconocer “casos”, a medir a clasificar, a nombrar. Dado que está difundida una gran impunidad del lenguaje que produce efectos indeseables.
La seguridad es contar con todas las medidas que hagan posible evitar un problema, pues no se evita solamente con decir que habrá más seguridad sino se mejora la calidad de vida. Obligar a informar de manera adecuada, a retomar la responsabilidad de acceso a bienes comunes para la vida de todos. Tomar la palabra para construir información y producir datos que posibilite conocer los fenómenos sociales; si no se cuenta con ellos es necesario hacer preguntas que instalen el debate. Sólo “los políticos” hacen afirmaciones sin contar con informaciones serias por detrás.
La salud es el saber de todos los que son expertos de la vida y las poblaciones son expertas de la vida que ellas viven.
Los derechos son indivisibles, es un bien común que forma parte de un conjunto que hace la democracia substancial de un país, con respeto de todos y el cuidado de esos bienes comunes.
Muchas gracias una vez más Gianni Tognoni.
Córdoba, 19 de mayo de 2011.
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